¿Cuántas cosas no hacemos en la vida, apostando a mañana? Y luego entran en la lista de las actividades del nunca jamás, o de los sueños no realizados.
Procrastinar es posponer una tarea o aplazar una obligación, por actividades de menor importancia.
Esta sucede cuando lo pendiente nos demanda mucha energía, concentración o mayor capacidad de análisis, por ejemplo, también puede ocurrir cuando tu mente por temor a fracasar te impide tomar acción, evitando cualquier amenaza, entonces nos ocupamos con labores de poco valor, pero que son placenteras al cerebro.
Posponer de manera recurrente, puede tener muchos impactos negativos, ya que conduce a la pérdida de productividad, de tiempo y de dinero. En función de con quién hables al respecto, pueden aparecer diversos motivos sobre por qué procrastinamos en el trabajo o en la vida, entre ellas:
- Miedo a los proyectos complejos.
- Confusión en lo requerido.
- Sensación de que el trabajo no es urgente.
- Ausencia de autocontrol.
- Miedo al fracaso.
Reflexionar ¿por qué es importante que esa actividad sea ejecutada? ¿estoy a tiempo todavía? Puede ser un buen punto de partida para dejar de posponer y, si la respuesta es, que definitivamente debe ser realizada, entonces te comparto algunas sugerencias:
- Es vital decir NO a tareas o peticiones de otras personas, que te distraerán de realizar tus prioridades…. Aplica la asertividad y así protegerás tu tiempo.
- Conecta la actividad pendiente con el impacto que tiene en los objetivos de tus resultados o en los del equipo.
- Cuida tu energía, ya que un buen descanso es necesario, para tener la concentración y arrancar lo aplazado. Estar cansado o indispuesto, favorece las conductas procrastinadoras.
- Divide el trabajo en tareas más pequeñas y colócate un tiempo para iniciar de 10 minutos, ya con esto habrás comenzado la actividad y este paso es motivo de recompensa, así tu cerebro estará ganado a continuarla el próximo día que la tengas agendada.
- Define tiempo de entregas menores a los establecidos.
- Decide que método usar para dar ese primer paso de la actividad que estás postergando, aquí te sugiero dos:
- Hacerlo de primero en la mañana, aplicando lo que dice Bryan Tracy en su libro Comete esa rana, o
- Ubica tu mejor hora del día, como sugiere Daniel Pink en la Curva de la Productividad.
- Por último, pero no menos importante, procura ubicar o crear un ambiente en el cual tengas solo lo indispensable y evita aquellas cosas que puedan distraerte.
Para finalizar, si el perfeccionismo es lo que te paraliza, es necesario que recuerdes con claridad el impacto que tiene tu trabajo, y apostar por hacer una ejecución de la mejor manera posible, antes de que entres en el mar de la postergación.
“Siempre puedes hacerlo más tarde… Pero tu yo de mas tarde, también sentirá lo mismo”
Leo Babauta