Motivar, desarrollar equipos, comunicar de forma efectiva y enfrentar crisis, son a menudo cualidades asociadas a la capacidad de liderazgo, área por demás estudiada con ímpetu dentro del campo organizacional; por supuesto, dependiendo de su manejo, este impactará positiva o negativamente en el desarrollo de la organización.
En palabras del mundialmente conocido Tony Robbins, ¨El liderazgo no es una posición o un título, no es algo con lo que naces o no, es una HABILIDAD¨; siendo así, pudiéramos asegurar que el líder se hace, ahora bien, ¿Cómo se hace?, ¿Qué cualidades lo diferencian de otros perfiles? Este es quizás el punto de interés y el que nos lleva a comprender el impacto de las transformaciones mundiales en la formación del liderazgo organizacional.
Por su parte, uno de los eventos que ha transformado de manera trascendental la forma de vivir y trabajar, ha sido la pandemia ocasionada por el COVID-19; organizaciones privadas y públicas han dirigido esfuerzos en comprender como las nuevas realidades nos empiezan a abrir las puertas a una nueva cultural laboral que sin duda ha demando una nueva forma de liderar.
McKinsey Global Institute ha logrado sintetizar algunas características que debe desarrollar este nuevo líder del siglo XXI a través de una encuesta aplicada a 18.000 personas en 15 países, entendiendo la naturaleza del tipo de trabajo y si estos son susceptibles de desaparecer producto de los avances tecnológicos.
De acuerdo a esta investigación, existen 3 cualidades fundamentales que todo trabajador debe desarrollar y fortalecer, indistintamente de que su puesto de trabajo se automatice o no:
Agregar valor en sus interacciones: perfiles que solo responden a indicaciones de su jefe sin cuestionar asertivamente o sin poder mejorar un proceso en el que participa, no necesariamente podrá participar activamente en la transformación laboral.
Operar en un entorno digital: en un mundo globalizado y cada vez más digitalizado, el dominio y comprensión básica de los sistemas y aplicaciones será fundamental para lograr las metas del negocio.
Adaptarse a las nuevas formas de trabajo: la capacidad de adaptarse al cambio es una de las cualidades que ha garantizado la preservación de la especie humana; el COVID ha representado un impulsor de esta situación a nivel global, en la medida en que podamos comprender y gestionar el cambio, podremos formar parte del mañana.
EL Foro Económico Mundial también ha logrado integrar elementos a esta visión compartida del nuevo liderazgo, donde, la visión a largo plazo, la comprensión de la organización como un sistema impactado por un todo, la toma de decisiones de manera sensata y la comunicación persuasiva, forman parte del perfil de liderazgo del siglo XXI.
Ciertamente, el desarrollo de un líder es un continuo que nace cuando podemos autoliderarnos y esto supone años de formación y experiencia, en palabras de Michael Useem, Director del Centro de Liderazgo y Gestión del Cambio de la Universidad de Pensilvania, ¨No hay medicación para convertirte en un líder, no hay píldora que puedas tomar, no hay una solución simple para eso¨, sin embargo, si podemos preguntarnos, ¿Hemos aprendido lo suficiente de nosotros mismos para poder cambiar a nuestras empresas?